Nuevo documento de Política Comparada 02/2011: Por qué la corrupción no se castiga, por Víctor Lapuente, University of Gothenburg
Los estudios comparados de corrupción colocan a España en unos niveles intermedios (junto a Francia, Portugal, Bélgica, Estonia y Eslovenia); a cierta distancia tanto de los países con corrupción mínima (como el norte de Europa) como de los países con mayor corrupción (Europa del Este, pero también Grecia e Italia). Existe una evidencia creciente señalando los efectos perniciosos que para una sociedad conlleva el hecho de que se tolere la corrupción hasta el punto que los políticos involucrados en casos de corrupción no sólo concurran a elecciones sino que resulten reelegidos. Para reducir nuestra relativa tolerancia hacia la corrupción deberíamos, primero, aumentar la independencia de los medios de comunicación; segundo, despolitizar nuestras administraciones públicas; tercero, nuestro sistema electoral debería o bien incluir un mecanismo de sanción individualizada a los candidatos o bien dar mayores opciones de representación a las fuerzas políticas pequeñas.
Por qué la corrupción no se castiga.