Nicolás Sartorius, vicepresidente ejecutivo de Alternativas, recuerda en este emotivo texto de obituario la contribución de Máximo Cajal, ministro plenipotenciario que sobrevivió al ataque a la Embajada de España en Guatemala en 1980 y quien falleció el 3 de abril en Madrid, a la expertise de esta Fundación.

Máximo Cajal no solo fue un gran diplomático y un eficaz servidor del Estado sino que para nosotros, los que llevamos adelante Alternativas, un buen amigo que nos ayudaba siempre que se lo pedíamos.

Formaba parte del Consejo Asesor del Observatorio de Política Exterior (OPEX) de esta casa desde su fundación y siempre estuvo ligado a sus actividades con total generosidad -jamás aceptó nada a cambio por sus trabajos- y disponibilidad, incluso cuando la salud le empezaba a abandonar a su suerte. No recuerdo una sola ocasión en que nos dijera que no a alguna solicitud de colaboración, consejo o participación, cuando nos reuníamos con alguna delegación extranjera o había que realizar algún viaje en el que su presencia era conveniente.

Su siempre sincera y lúcida opinión era garantía de certeza, pues cuando no conocía un tema lo reconocía sin ambages lo que avalaba que cuando emitía opinión era porque sabía de que hablaba. Virtud de agradecer en estos tiempos de tanto atrevido opinante sobre todo lo divino y humano. Su honestidad intelectual era proverbial hasta el punto de que era incapaz de callarse lo que de verdad pensaba aunque  manifestarlo le pudiera perjudicar. Austero y preciso en la expresión, el pesimismo de la inteligencia era en él algo superior al optimismo de la voluntad. Ello no era óbice para que pusiera todo el empeño en aquello en lo que se comprometía. En todo caso, nunca se las dio de nada durante los años en que nos tratamos.

Cuando escribió sus memorias me pasó el manuscrito por si podía indicarle algún editor, cosa que hice, con la observación por su parte de que quizá no iban interesar a nadie. Interesaron y mucho pues reflejan la vida de un demócrata ejemplar, siempre al lado de los justos, que se jugó la vida en el cumplimiento de sus obligaciones para con las personas y el Estado al que servía.

Amigo Máximo, amigo Cajal, te echaremos mucho de menos.
Nicolás SartoriusVicepresidente ejecutivo de la Fundación Alternativas