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Análisis y propuestas para renovar la financiación sanitaria

La financiación sanitaria ha sido motivo de debate y controversia en España desde hace años. La sanidad pública es uno de los servicios fundamentales mejor valorados por los ciudadanos, y supone entre el 30% y el 40% del presupuesto de las comunidades autónomas, pero las medidas adoptadas para que el sistema sea sostenible no siempre han sido las adecuadas, y la crisis económica ha afectado de manera desigual a las autonomías.

El sistema sanitario español es uno de los pilares del Estado de Bienestar, pero los recortes, el elevado gasto farmacéutico, los copagos, la externalización de servicios, la adquisición desmedida de equipamiento tecnológico y las privatizaciones han puesto en riesgo su sostenibilidad. La financiación de la sanidad, incluida actualmente en el sistema de financiación autonómica de régimen común, se integra, junto a la educación y los servicios sociales, en el Fondo de Nivelación de los Servicios Públicos Fundamentales, pero desde diversas posiciones se esgrime la conveniencia de una posible financiación diferenciada de los mismos.

Para abordar este asunto de vital trascendencia para el futuro de la sociedad española, la Fundación Alternativas organizó un debate titulado ‘Tres visiones de la financiación sanitaria en el Estado autonómico español’, en el que participaron Alain Cuenca (profesor titular de Economía Pública de la Universidad de Alcalá de Henares), Guillem López Casanovas (catedrático de Economía en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona) y Javier Rey del Castillo (médico inspector de la Seguridad Social). La charla estuvo moderada por Alfonso Simón, periodista de ‘Cinco Días’.

Jesús Ruiz-Huerta, director del Laboratorio de la Fundación Alternativas, subrayó en la introducción que “desde Alternativas consideramos que la financiación sanitaria merece un tratamiento específico y hemos seleccionado una serie de cuestiones relevantes, como los recursos y la autogesión de las comunidades autónomas, los mecanismos de compensación y la gobernanza general de Estado en materia sanitaria” para aportar ideas y soluciones a un debate que preocupa a la ciudadanía. Ruiz-Huerta destacó asimismo el paso de un sistema basado en la Seguridad Social “a uno basado en la universalidad, unido al proceso de descentralización”, y rememoró que dicha universalidad desapareció con el Real Decreto 16/2012 -también llamado de exclusión sanitaria- que produjo una “importante contestación social”.

Los recursos de la sanidad fue uno de los primeros puntos tratados en el coloquio. A este respecto, Cuenca señaló que “no son suficientes”, a lo que Casanovas matizó que “el problema está en la escasa solvencia del sistema, que tiene poca flexibilidad y poco músculo y funciona por inercia”, mientras que Del Castillo vaticinó que “va a llegar un momento en el que no se va a poder afrontar el gasto sanitario debido a los elevados costes de los nuevos medicamentos o la inversión en el desarrollo de nuevas tecnologías”.

 

Reforma fiscal

Sobre si la financiación es el principal problema del sistema sanitario, Casanovas se mostró rotundo: “Un sistema bien financiado para afrontar una demanda casi infinita no me dejaría tranquilo; el problema no es de financiación”. Por su parte, Del Castillo argumentó que “el escollo está en la organización, ya que existen diecisiete servicios de salud distintos, y no disponemos de instrumentos suficientes para la universalidad, portabilidad o nivel de presión fiscal en cada caso”. En este punto Cuenca razonó que “el Estado de Bienestar requiere una reforma fiscal: es necesario aumentar los ingresos públicos más allá de lo que pretende el ciclo económico. La reforma del Partido Popular no es la adecuada: los que tienen más deben pagar más”.

También fue objeto de análisis el hecho de contar en España con una estructura que sustenta a la Seguridad Social y a Muface, mutualidad que presta asistencia sanitaria privada a los funcionarios civiles del Estado. Sobre este apartado, Cuenca afirmó que se trata de uno de los “últimos vestigios del franquismo y es necesario eliminarlo”; Del Castillo apuntó que “es insostenible y escandaloso que el Parlamento mantenga un sistema diferenciado de prestación para que se beneficien los altos funcionarios y los políticos”; y Casanovas sostuvo: “Es un problema que viene de lejos y habría que acabar con él; muchos predican lo que no practican: son ‘mufacianos’ pero acuden a la sanidad privada”.

Acerca de la posibilidad de excluir la sanidad de las competencias autonómicas, Cuenca aseguró que sería “una catástrofe, porque el que decide sobre el dinero es el que tiene a los pacientes en la puerta”. En este sentido, Del Castillo discrepó: “No es cierto que el único sistema compatible con la descentralización de competencias sea el actual; en Canadá, la financiación corre a cargo del Gobierno”; a lo que Casanovas respondió: “Sacar el tema de Canadá es una distracción que no lleva a ningún sitio, el Estado español no tiene músculo para imponer determinados aspectos de financiación”.

En referencia a si se debe aplicar un impuesto específico para la sanidad, Del Castillo comentó que “puede ser un instrumento para corregir el incremento del gasto”, Cuenca se opuso con el argumento de que ese papel lo cubren las tasas, “que no pueden superar el coste del servicio”, al igual que Casanovas: “Un impuesto finalista es un artilugio peligroso que no se aguanta”.

Texto y fotos: Daniel Leguina  @leguina_casas

 

VÍDEO DEL EVENTO

ALAIN CUENCA PIDE REFORMAR LA FINANCIÓN SANITARIA (VÍDEO)

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