Cuba: Todo puede cambiar
El histórico acuerdo alcanzado entre Estados Unidos y Cuba para la normalización de sus relaciones supone un hito en la política internacional. Vicente Palacio, director adjunto del Observatorio de Política Exterior (OPEX) de la Fundación Alternativas analiza el nuevo escenario internacional. Según Vicente Palacio, “el deshielo de las relaciones EEUU-Cuba es quizá uno de los acontecimientos políticos más comentados de los últimos años. ¿Qué supone la apertura, qué hay detrás de todo ello y en qué posición deja a España y a la Unión Europea?”. Lo analizamos en la siguiente información.
La primera pregunta que salta a la mente es ¿Qué escenarios se abren a partir de ahora? Vicente Palacio cree que "el escenario más previsible es uno de colaboración estrecha entre Washington y La Habana, que puede llevar a una rápida transformación en las dinámicas en el Caribe y el resto de la región latinoamericana”.
En este sentido, el experto de la Fundación Alternativas considera que “tras una primera etapa de tanteo mutuo – que incluye poner a prueba las resistencias entre las élites de sus países respectivos, por parte de Obama y Raúl Castro -, vamos a ver otra segunda etapa que llegará hasta las elecciones presidenciales en EEUU de noviembre de 2016”. Y añadió que “en este momento, las relaciones comerciales y de flujo de personas van a marcar el paso, haciendo irrelevante de facto la legislación vigente”.
“Tras las elecciones, gane quien gane, se abrirá una tercera etapa hasta la retirada del escenario de Raúl, en 2018. Ahí podríamos ver el levantamiento del embargo, por puro derrumbamiento de una legislación ficticia, cuando el embargo propiamente, la Ley Torricelli, o la Helms Burton, caigan por su propio peso”, aseguró.
“Éste es un caso de pragmatismo puro, quizá uno de los mejores ejemplos de cómo los intereses concretos pueden sobreponerse a las ideologías, por más poderosas que parezcan éstas. En ese choque entre retórica y realidad, seguramente asistiremos a momentos y escenas curiosas, incluso algo surrealistas. Pero todo puede ocurrir: incluso un accidente en el camino que bloquee los avances por un tiempo”.
A la pregunta de si cree que la sociedad cubana va a presionar a su gobierno en un sentido favorable al proceso, Vicente palacio afirmó: “por supuesto que sí. Aunque no disponemos de cifras contrastadas de encuestas en el caso cubano, una mayoría abrumadora está a favor de la normalización de relaciones. La necesidad manda, y es muy evidente el cansancio con el régimen, así como la sed consumista y de mayor libertad de los más jóvenes. Aunque ello no significa que la mayoría se haya pasado al “otro bando” del liberalismo capitalista. Los cubanos son esencialmente muy nacionalistas, y orgullosos de sus logros sociales. Con todo, se abre un proceso”.
Por otro lado, afirma Palacio, “hay muchas sensibilidades diferentes tanto en la sociedad cubana en general como entre la diáspora cubano-americana en Miami y Florida”. Así, “en Cuba están surgiendo, como punta de lanza de la incipiente sociedad civil, múltiples grupúsculos, nuevas organizaciones y plataformas por el cambio, sean ligadas a la iglesia católica o independientes y sin adscripción ideológica muy marcada. Todas ellos comparten objetivos comunes: reconciliación nacional, primeros pasos hacia una apertura política – con guiños al multipartidismo -; reformas económicas, administrativas, y en definitiva la mejora del pueblo cubano. Ese proceso interno va de la mano con la apertura hacia EEUU”.
Algunas voces afirman que tras el acuerdo cubano-norteamericano tanto España como la Unión Europea habrían quedado fuera de juego a lo que Vicente palacio asegura que eso “no es exactamente así”. Para el director adjunto del OPEX, “es cierto que en las últimas dos décadas, España ha pagado políticamente el precio de la animadversión de Aznar frente a los Castro y su impulso a la Posición Común de la UE en 1997. Todos los gobiernos posteriores de Zapatero y ahora de Rajoy, con los Ministros Moratinos y Margallo al frente, respectivamente, han tratado de revertir el recelo cubano, con escaso éxito”. De hecho, asegura que “tampoco en la etapa de Moratinos el gobierno cubano actuó siempre con lealtad, dejando en evidencia los notables esfuerzos españoles. Con Margallo, la situación se empezó a desbloquear, y la UE dio el paso hace un par de años para retomar un diálogo constructivo, con lo que España se situó a la cabeza del cambio”. En su opinión, “más allá de gestos simbólicos, la realidad es que el desbloqueo del régimen económico y político cubano no podía depender ya de España, sino que se trata de un asunto fundamentalmente bilateral con EEUU. El cambio solo podía llegar si se activaba esa palanca, y así ha ocurrido al final por el liderazgo de Obama”.
Además, continuó Palacio, “España y sus empresas – bien valoradas por el gobierno cubano por su permanencia en la isla en los momentos más difíciles de los 90- están bien posicionadas para el momento que se avecina. Pero habrá que estar muy atento porque Cuba tiene muchas novias: empresas norteamericanas, chinas o brasileñas”. Por tanto, “estamos al comienzo de una nueva partida de ajedrez, con nuevas reglas y sin parte de los lastres del pasado. La anticipación, los contactos discretos y el liderazgo político van a ser claves”.
En relación con el significado que tiene la apertura a Cuba en términos de la política exterior de EEUU hacia América Latina, Vicente Palacio indicó que “Obama ha puesto fin de un plumazo a un espíritu de Guerra Fría. También posiblemente ha cambiado la orientación de la política exterior de EEUU hacia Latinoamérica y hacia el mundo en general en una vía, más pragmática, más dialogante, y con apoyo puntual en terceros. La apertura a Cuba es la máxima expresión de un nuevo modo de hacer política en un siglo XXI tecno-político-mediático que ha cambiado por completo: en eso consiste la doctrina Obama”.
Asimismo, “después del acuerdo con Irán, ya solo queda Corea del Norte, y la Gran Guerra habrá terminado. Siempre y cuando algunos de sus aliados no le empujen a otra nueva guerra fría con Rusia, claro”.
Finalmente, Palacio analiza cómo impactará el acuerdo en la región latinoamericana. “La apertura tiene un doble efecto colateral. Por un lado, reduce el anti-americanismo en la región a niveles históricos – abriendo una ventana de oportunidad para una visión hemisférica americana de la política y una mayor cooperación entre gobiernos y entre pueblos. Por otro lado, obliga al bolivarianismo – con el presidente venezolano Maduro a la cabeza – a resituarse en su discurso frente a EEUU”. Por tanto, añade, “esto vale también para la Argentina de la Kichner porque EEUU ya no va a ser el cabeza de turco de todos los males de la región. Venezuela es un país muy importante por ser un enclave energético, de seguridad, simbólico también. Por su parte, sería deseable que EEUU no cometa los mismos errores de injerencia en la evolución de Venezuela como hizo con Cuba. Brasil es clave, y la relación con una Dilma en dificultades debería mejorar”.
“En todo caso, tanto el Imperialismo como el anti-Imperialismo podrían haberse terminado. El discurso de Obama en la Cumbre de las Américas de abril de 2015 fue una pieza maestra de nueva doctrina política”.
Memorando de la Fundación Alternativas
Por otro lado, la Fundación Alternativas publicó el pasado mes de marzo de este año un memorando titulado "La apertura de Obama hacia Cuba: Una oportunidad hemisférica", escrito por Jorge José Hernández Moreno, colaborador de OPEX. Dada su vigencia, su interés y su actualidad lo ponemos a disposición de nuestros usuarios para que puedan descargarlo desde esta página web.