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4 abril 2022

Declaración-Memorando de la Fundación Alternativas sobre la guerra de Ucrania y el futuro de la Unión Europea

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Declaración-Memorando de la Fundación Alternativas sobre la guerra de Ucrania y el futuro de la Unión Europea

Condena de la invasión rusa de Ucrania

La invasión rusa del territorio ucraniano del pasado 24 febrero es injustificable y condenable desde todos los puntos de vista. Supone una violación flagrante del derecho internacional y de los derechos humanos, al tiempo que un gran error político del mayor responsable del inicio de esta contienda: Vladimir Putin y su gobierno. Los europeos repudiamos dicha acción y confiamos en que gobiernos y sociedades europeas contribuyan con sus acciones y demandas a poner fin a la guerra cuanto antes.

Numerosos hitos están configurando nuestro presente inmediato y los sucesivos posicionamientos respecto al conflicto. Por ejemplo, la Reunión informal de los jefes de Estado o de Gobierno de Versalles, 10 y 11 de marzo; el Consejo Europeo de 23 y 24 marzo; la puesta en marcha de la brújula estratégica; las elecciones de abril en Francia y la presidencia francesa de la UE; o la cumbre de la OTAN de junio en Madrid.

La invasión rusa y la guerra tienen causas -que no justificación- que vienen de lejos. La guerra es expresión de una doble colisión de fondo: geopolítica e ideológica. De un lado, la posibilidad de una expansión de la OTAN a países ex soviéticos (Georgia, Ucrania) generó una reacción de la parte rusa, que siempre ha exigido una neutralidad. De otro lado, refleja el choque en suelo ucraniano entre dos visiones en conflicto: una democrática y europea, y otra de sesgo autoritario encarnada por el régimen de Putin.

En ambos niveles, geopolítico e ideológico, la UE no ha sabido gestionar del todo bien en los años recientes el giro de parte de la sociedad y la política ucraniana hacia Europa. Unas veces se ha incomodado innecesariamente a Rusia o no se le ha escuchado lo suficiente. Otras veces se han hecho demasiadas promesas imposibles de cumplir a Ucrania. Todos estas circunstancias han de tenerse muy en cuenta para nuestras decisiones en el futuro inmediato.

 

La reacción de la UE

La posición de España y de la UE, hasta este momento, es esencialmente correcta. Es muy de celebrar la unidad transatlántica y la cooperación generada en torno a la guerra junto a la administración de EEUU de Joe Biden.

Europa ha reaccionado en varios frentes: económico (sanciones financieras y comerciales, a oligarcas y sectores económicos); militar (envío de armas a través del Fondo Europeo para la Paz y de los EEMM); humanitario (acogida exprès de refugiados); comunicacional (censura de la desinformación); y diplomática: Resolución de condena en la Asamblea General de Naciones Unidas y mantenimiento de una interlocución con Rusia, a pesar de todo.

Posiblemente el conflicto y la negociación se prolongarán en el tiempo. La capacidad de unidad y resistencia interna de Europa (nuestras economías, pero también nuestros valores) se verá puesta a prueba.

Europa será capaz de salir reforzada de esta crisis si adopta una posición basada en:

1. Mantener la unidad política, especialmente en cuanto a las sanciones y la ayuda a Ucrania.

  • En cuanto a la ayuda militar europea, en una primera fase ha resultado crucial para nivelar mínimamente la correlación de fuerzas y para que Ucrania resista lo suficiente como para poder plantearse una negociación, y no una total imposición de parte de Putin.
  • En cuanto a las sanciones: es preciso recordar que es fundamental mantener la unidad de acción. Pero también que van a perjudicar al pueblo ruso
    y dañar las economías europeas.

2. Tratar de influir en la resolución del conflicto. Ello es difícil dado que Putin no reconoce como interlocutor a la UE. Pero Macron o Scholz, al menos, conservan interlocución. En todo caso, hay que evitar que la guerra produzca una metástasis o que se cronifique. El apoyo en la mediación de China y de democracias como la India, o la implicación activa del SG de NNUU, sería muy deseable.

3. Tener un papel activo en la “post-guerra” en cuanto a la reconstrucción de Ucrania (política, material, humanitaria).

4. Plantear las bases para la post-guerra: una nueva arquitectura de seguridad en Europa que no excluya a Rusia.

 

Hacia un orden internacional polarizado

Hay algo geopolíticamente nuevo que surge de la invasión de Ucrania y sus inmediatas consecuencias. El orden internacional posterior a la II Guerra Mundial (bipolar en el enfrentamiento entre EE.UU. y Rusia) y que es revisado tras la caída de la URSS (hegemonía de EE.UU.), podría transformarse hacia uno de estos dos escenarios. El primero, la cristalización de dos bloques nítidos confrontados. De un lado, el occidental, liderado por EE.UU. en lo político, económico y tecnológico, y por la OTAN en lo defensivo. Destacarían en ese bloque la Unión Europea, el Reino Unido, Japón, Canadá y Australia. De otro lado, la consolidación de un bloque de países de historia y realidad autoritaria dirigido por China, en alianza con Putin y quizá otros países asiáticos y africanos.

La competencia, que ya se ha abierto, se expresa, por ejemplo, en la lucha por la influencia en África y Latinoamérica. Y también en el continente europeo. De hecho, EE.UU. parece haber complementado su estrategia hacia el Índico-Pacífico con una mayor presencia en Europa.

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