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La digitalización de la economía requiere una reforma de la educación y las relaciones laborales
La digitalización de la economía requiere una reforma de la educación y las relaciones laborales
Nadie duda ya de que la digitalización de la economía está transformando a pasos agigantados el futuro del trabajo, y que los cambios en los próximos años van a influir radicalmente en la forma y las condiciones laborales de la sociedad en su conjunto. En este sentido, todos los agentes sociales, con la patronal y los sindicatos a la cabeza, y el Gobierno tienen una ardua tarea que conlleva importantes desafíos e interesantes oportunidades de mercado. La cuestión es trazar las estrategias adecuadas para transformar y modernizar digitalmente una sociedad como la española, que ha progresado en los últimos tiempos, según el Índice Europeo de la Economía y la Sociedad Digitales (DESI), pero que se encuentra aún lejos de las naciones punteras de la UE: Dinamarca, Suecia, Finlandia y Holanda.
Para analizar de primera mano el asunto, la Fundación Alternativas -junto a la Fundación Friedrich Ebert- organizó un interesante encuentro con un nutrido grupo de expertos bajo el título ‘Digitalización de la economía y futuro del trabajo’, que se llevó a cabo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Para representar a estas dos entidades, el acto contó con la presencia de Jesús Ruiz-Huerta, director del Laboratorio de la Fundación Alternativas, y María Pallares, coordinadora de Programas de la Fundación Friedrich Ebert.
El desarrollo de la robotización es un hecho, en mayor o menor medida, en la mayoría de los países industrializados; y frente a los que auguraban un futuro apocalíptico en el que las máquinas sustituirían a los humanos en el mercado laboral, está demostrado que “los países más robotizados -Corea del Sur, Singapur, Japón, Alemania y Suecia- son los que menos desempleo tienen”, según avanzó el economista Bruno Estrada, adjunto al secretario general de CCOO.
La innovación tecnológica no determina una mayor desigualdad social. Lo que sí conlleva es una transformación profunda en la forma de hacer negocios y en la producción, en un entorno plenamente digitalizado. Sin embargo, España no tiene capacidad para atraer talento, como Suecia, ya que, a pesar de encontrarse entre las quince primeras economías del mundo, a nivel de digitalización ocupa el puesto 34.
Sin embargo, no todo girará entorno a los robots. La empatía y el trato en el trabajo no se pueden digitalizar por lo que las relaciones interpersonales van a seguir siendo fundamentales en algunos sectores, como sanidad y servicios. En estos ámbitos suelen trabajar más mujeres, por lo que no está claro tampoco que la digitalización vaya a provocar más desigualdad, como algunos pronostican. “Lo más importante es diseñar un cambio estructural adecuado hacia la economía digital para que el impacto sobre los trabajadores sea mínimo”, aclaró el alemán Thorben Albrecht, ex secretario de Estado de Trabajo y gestor federal del SPD. En este punto, su compatriota Florian Ranft, miembro del Das Progressive Zentrum de Berlín, advirtió que “el cambio implica a todos” y el futuro del mercado laboral dependerá “de cómo enfoquemos ese cambio como sociedad, en un trabajo conjunto entre Gobierno, sindicatos y empresas”.
En este sentido, Mari Cruz Vicente, de la Secretaría de Acción Sindical de CCOO, abogó por una “digitalización regulada y controlada” por los poderes públicos que no “excluya a las mujeres”, mientras que Antonio González, consejero de UGT en el Consejo Económico y Social, afirmó que “la forma en cómo tratemos la digitalización y cómo gobernemos los cambios determinará nuestro futuro laboral”.
La Unión Europea se encuentra en un extraordinario proceso de transformación del que España no se puede quedar atrás. Algunos la llaman la ‘cuarta revolución industrial’, y afecta a todos los sectores económicos y a las relaciones humanas. La sociedad digital es un nuevo modelo de sociedad en el que las empresas deben saber adaptarse a un uso eficiente de las tecnologías de la información y la comunicación en términos de productividad. Para lograrlo, es esencial una reforma de la educación, las relaciones laborales y los procesos de trabajo para conseguir una formación digital que se extienda a todas las fases del aprendizaje del ser humano.
Según Jordi García Viña, director de Relaciones Laborales de CEOE, los trabajadores del futuro necesitarán un “aprendizaje permanente”, mientras que el sociólogo Rodolfo Gutiérrez destacó la importancia de “proteger a las personas, no a los puestos de trabajo”.