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4 febrero 2021

'La pandemia puede ser una oportunidad para redirigir el modelo económico español hacia un sistema basado en la ciencia'

Políticas públicas

'La pandemia puede ser una oportunidad para redirigir el modelo económico español hacia un sistema basado en la ciencia'

La Fundación Alternativas publica el estudio Intercambio y transferencia de conocimiento en entornos científicos —con la colaboración de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)—, en el que se analiza cómo interactúan los grupos de investigación de las universidades españolas con las empresas y la sociedad. Utilizando un enfoque que se mueve entre la economía del cambio tecnológico y los llamados estudios CTS (ciencia, tecnología y sociedad), su objetivo es entender cómo se intercambia y transmite el conocimiento en este triángulo, plantear los problemas existentes y ofrecer recomendaciones de mejora.

El informe, dividido en seis capítulos, va desde el análisis genérico de los principales mecanismos que facilitan la transferencia de conocimiento hasta el estudio concreto de diez grupos de investigación en universidades españolas, a través de los cuales se trata de comprender los problemas, soluciones y éxitos del sistema de transferencia científica español.

Como se aclara en el primer capítulo, no puede haber un buen sistema de intercambio de tecnología sin una buena cultura de la propiedad industrial. El conocimiento va acompañado legal y socialmente de derechos, que pueden ser de acceso totalmente libre, relativamente abierto (creative commons), ajustado a la legislación (patentes y licencias) o delimitado por normas (cumplimiento de estándares y protocolos).

De ahí que se ponga una especial atención en las OTRI, el principal mecanismo de las universidades para gestionar su propiedad intelectual. El estudio revela que el sistema de innovación no solo tiene una importante carencia en lo que se refiere a la cultura de la propiedad industrial, sino que la transferencia e intercambio de conocimientos es un fenómeno que depende de cómo estén de dispuestas las comunidades científica y empresarial a admitir los procedimientos que facilitan el intercambio del conocimiento.

Otro de los principales indicadores de transferencia en el que pone el foco el informe es el sistema a de patentes. El hecho de patentar es un fenómeno reciente en nuestro país, ya que antes de 1990 sólo se registraron patentes con la participación de universidades españolas de manera esporádica. En la actualidad, las universidades que más patentan han generado estructuras de interconexión, como parques científicos, unidades de cultura científica, incubadoras, centros de investigación mixtos con la industria, redes colaborativas con la sociedad y MediaLabs. Patentar cuesta mucho dinero y sólo lo hacen las universidades que ya tienen relaciones con empresas o conexiones con centros extranjeros de investigación. De ahí la importancia del sector industrial: la mayor parte de las patentes se centran en el sector químico, enlazado con el bioquímico y el médico.

Para analizar el fenómeno del intercambio y transferencia de conocimiento en los centros públicos de investigación españoles, el documento utiliza la encuesta del proyecto EXTRA (EXCelencia científica y TRAnsferencia de conocimiento), desarrollado por el Instituto INGENIO del CSIC y la Universitat Politècnica de Valencia, en el que participaron hasta 11.992 investigadores del sector público español. El sondeo destapa ciertas carencias, ya que a pesar de que el 68% de los encuestados asegura realizar investigación básica-aplicada, sólo un 36% reconoce que incorpora bastantes veces o siempre fuentes de información o ideas procedentes del entorno empresarial, mientras que sólo un 23% admitió hacerlo de manera continuada, a pesar de que casi la mitad (47%) admitieron que la interacción les proporcionó nuevos enfoques y perspectivas, así como posibles preguntas de investigación (46%) o la comprensión de los retos a los que se enfrentan los actores no académicos (el 45%). Sin embargo, los investigadores también denunciaron problemas de autonomía para gestionar los plazos en la investigación (35%), negociar los derechos de propiedad (21%) y, sobre todo, solventar trabas burocráticas (65%).

El resto del informe está dedicado al análisis de casos concretos. Para su selección, se ha creado el Índice de Transferencia ICEITRANSF, que clasifica a las universidades en función de la diversidad de formas de transferencia que realizan. De los diez casos analizados, puede concluirse que la dinámica de la interacción aún no se ha completado, lo que está creando perturbaciones e inestabilidades en su desarrollo. Sin embargo, también se ha detectado la aparición de nuevos modelos y opciones de gestión y colaboración ciencia-industria-sociedad que auguran la posibilidad de que la economía española pase a ser de base tecnológica e innovadora a lo largo del próximo decenio.

CONCLUSIONES

El sistema I+D presenta, desde el enfoque de las universidades y los investigadores, distintas carencias: los grupos de investigación siguen siendo pequeños y unidisciplinares, la burocracia y la inadecuación de los organismos de transferencia sigue siendo un obstáculo, y permanece la desconexión entre los objetivos de los investigadores y la percepción social de lo que aporta la ciencia. Existe un claro problema institucional dentro de las universidades. Los servicios que, en principio, prestan a los investigadores para interactuar con la sociedad no son demasiado valorados por los investigadores, y un porcentaje significativo de ellos declaran no utilizarlos.

La transferencia no se puede separar del intercambio, y el intercambio cuesta mucho. Esto se debe a que un proceso de intercambio y transferencia es, al fin y al cabo, una transacción, y los costes de transacción (información, negociación y vigilancia de lo pactado) suelen ser mucho más elevados que los costes tangibles (instalaciones, edificios, máquinas, etc.). Se suele poner en estos últimos la atención porque son tangibles, pero sólo representan entre el 20% y el 30% del proceso de intercambio y transferencia. Por ello, el informe subraya que no es aceptable la acusación que se hace al mundo de la ciencia de que vive en su torre de marfil, careciendo de cultura emprendedora e incumpliendo el contrato social de devolver a la sociedad lo aprendido, ya que, cuando menos, esta evidencia un notable desconocimiento del fenómeno del intercambio y transferencia de conocimiento, de sus costes y de lo difícil que es contar con las instituciones y los especialistas adecuados.

De hecho, durante la pandemia de COVID-19, hemos podido ver cómo se ha movilizado a las universidades, que han puesto en marcha distintas iniciativas contra el virus. Esta crisis ha puesto de manifiesto la importancia transcendental que tiene contar con una base científica para dar una respuesta política adecuada a los ciudadanos en situaciones de alta incertidumbre, y lo indispensable que va a ser la colaboración de los científicos con los agentes tecnológicos e industriales en la reconstrucción.

La pandemia, según reza el documento, puede ser una oportunidad para redirigir el modelo económico español hacia un sistema basado en la ciencia y así superar sus deficiencias en competitividad y sostenibilidad. En este sentido, los investigadores apuestan por desarrollar una capacidad tecnológica y emprendedora propias para dibujar un modelo de país basado en las fortalezas precrisis y en las oportunidades emergentes detectadas.

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