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Las tecnologías digitales serán esenciales para que la UE alcance la neutralidad climática en 2050
Las tecnologías digitales serán esenciales para que la UE alcance la neutralidad climática en 2050
La Fundación Alternativas organizó la presentación on-line del documento titulado ‘Digitalización y cambio climático’, de Inmaculada Ordiales, doctora en Economía por la Universidad Rey Juan Carlos y miembro del Área de Estudios y Análisis del Consejo Económico y Social de España. El trabajo tiene como objetivo analizar la relación simbiótica entre digitalización y cambio climático, concentrando el interés en el papel de las tecnologías y los desarrollos digitales a la hora de hacer frente a los desafíos derivados del calentamiento global, y ofrecer una visión integral de cómo lograr la “descarbonización inteligente” de las economías y las sociedades, apuntando los retos -a corto como a largo plazo- a los que se enfrentan ambas transiciones, tanto desde el ámbito público como privado.
El informe recuerda que varios países, liderados por la UE, han subrayado que la recuperación económica, laboral y social del Covid-19 debe apoyarse, en el medio y largo plazo, en la “transformación ecológica y digital de las economías”, aprovechando las oportunidades que surjan y sin dejar a nadie atrás. Esta transformación digital ofrece nuevas oportunidades para superar el desafío medioambiental y constituye un elemento necesario, aunque, por supuesto, no suficiente para luchar contra el cambio climático y facilitar la “descarbonización de las economías”. El desarrollo y la combinación de avances como el Internet de las cosas, la robotización o la inteligencia artificial permiten aplicar “soluciones innovadoras y eficientes” a la lucha contra el calentamiento global. Así se puso de manifiesto en la nueva estrategia digital presentada por la Comisión Europea el pasado 19 de febrero, donde se afirmó que “las tecnologías digitales son fundamentales para que la UE alcance la neutralidad climática en 2050, que es el objetivo establecido en el Pacto Verde Europeo”.
Según Ordiales, las tecnologías digitales ofrecen información “precisa, veraz y transparente” sobre las emisiones a la atmosfera y el calentamiento global y su impacto en forma de “fenómenos atmosféricos extremos e incrementos anuales de las temperaturas medias”. Numerosas empresas están desarrollando “grandes capacidades” para recoger ese tipo de datos, procesarlos y usarlos en su actividad, utilizando, incluso, “sistemas de inteligencia artificial”. De hecho, las empresas más afectadas por los “riesgos financieros” asociados al cambio climático -como las compañías de seguros, fondos de inversión o entidades financieras- ya están “integrando” ese tipo de información en sus modelos de riesgo. Todos esos datos facilitan la “labor de concienciación” sobre la urgencia del desafío climático, así como la puesta en marcha de “políticas públicas de carácter preventivo”.
Ordiales aclaró que los avances tecnológicos digitales, como la “creciente conectividad, la gestión inteligente de los datos o la inteligencia artificial”, ayudarán a los distintos sectores productivos -energía, transporte, construcción, industria, agricultura- a “reducir y controlar sus emisiones de gases de efecto invernadero”. En este sentido, la autora apuntó cómo la digitalización permite “integrar las energías renovables en los sistemas eléctricos, desplegar la movilidad eléctrica, impulsar sistemas de movilidad compartida, mejorar la eficiencia energética de múltiples actividades industriales o de consumo, o desarrollar Smartcities sostenibles”.
Sin embargo, la experta recordó que “no debe obviarse que la propia digitalización presenta una elevada y creciente huella de carbono”. En la actualidad, estas tecnologías son causantes de casi un 4% del total de “emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial”, y dado el elevado ritmo de digitalización de las economías y su papel esencial para la descarbonización en algunos ámbitos, resulta “imprescindible mejorar su eficiencia energética”, además de asegurar la circularidad de su actividad, para “evitar que sus emisiones, sus residuos o sus impactos negativos sobre el entorno resten potencia a su capacidad transformadora en el terreno medioambiental”.
GREEN DEAL
La magnitud del reto va a exigir la movilización de numerosos recursos, así como la “cooperación y participación” de múltiples agentes. Inversión, financiación, capital humano y dotaciones básicas de infraestructuras y cualificaciones constituyen elementos de partida esenciales para lograr avanzar en la “descarbonización inteligente de las economías”. El volumen de inversiones necesario para su logro se beneficia en la actualidad de un “entorno bastante propicio”, auspiciado en la UE por el Green Deal, que ha quedado plasmado en el “Plan de Recuperación Next Generation EU, la respuesta de la Comisión Europea a la necesidad de relanzar la actividad económica tras la pandemia”. Pero una apuesta de estas características, que indudablemente generará un aumento en la demanda de trabajo, “también hará desaparecer puestos de trabajo, ocupaciones y tareas, por lo que necesitará llevarse a cabo en términos de justicia y solidaridad”.
No obstante, el proceso de digitalización requiere una “adecuada gobernanza global”, que se presenta como fundamental para reforzar su eficacia como “instrumento para la lucha” contra el cambio climático. El deterioro del clima es un fallo sistémico que necesita ser abordado de “manera global, integral, coordinada, cooperativa y con soluciones innovadoras”. Sin embargo, se enfrenta a un mundo cada vez más “fragmentado y desigual” como resultado de los crecientes “conflictos geopolíticos y comerciales”, muchos de ellos relacionados con enfrentamientos en el “terreno de las tecnologías digitales”. Para ello, es necesario dar respuesta a cuestiones como “la ciberseguridad, los límites de la inteligencia artificial, las disputas por la hegemonía del 5G o el tratamiento fiscal de las actividades de las grandes tecnológicas”.
También participaron en el coloquio Nicolás Sartorius, presidente del Consejo Asesor de la Fundación Alternativas; Jorge Luis Marquínez García, director general de Biodiversidad, Bosques y Desertificación; y Maya Ormazábal, directora de Medio Ambiente y Derechos Humanos de Telefónica.