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Marruecos mira al futuro con una profunda brecha social
Marruecos mira al futuro con una profunda brecha social
Marruecos es siempre un asunto prioritario para España, por proximidad geográfica, relaciones económicas y mercantiles, y vínculos culturales, emocionales y afectivos. Son varios los asuntos que preocupan en la actualidad del vecino magrebí, como la realidad política y el islamismo radical, los derechos humanos, la situación de las mujeres y los homosexuales, los lazos comerciales, la seguridad y defensa, el pueblo saharaui y las revueltas del Rif en demanda de mejoras sociales.
Para analizar estos y otros temas, la Fundación Alternativas organizó un encuentro con periodistas, analistas y expertos en el que presentó el documento de trabajo ‘El partido Justicia y Desarrollo (PJD) en Marruecos (2011-2017). Teoría y praxis de gobierno’, elaborado por Thierry Desrues, científico titular en el Instituto de Estudios Sociales Avanzados del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IESA-CSIC) en Córdoba.
Vicente Palacio, director del Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas, inició el diálogo para recordar que la izquierda marroquí ha ido “perdiendo posiciones”, y el hueco que ha dejado ha sido aprovechado por otros: “El PJD ha crecido mucho en los últimos años, y su desarrollo es realmente una regresión que nos preocupa; el islamismo político ha aumentado desde las primaveras árabes”.
Ignacio Álvarez-Ossorio, coordinador de Oriente Medio y Magreb de la Fundación Alternativas, destacó que el documento de Desrues es “necesario” para entender los cambios que se están produciendo en Marruecos, país que cuenta con un sistema político muy particular y con mayor estabilidad que sus vecinos, “y es importante entender qué papel juega el PJD en esa estabilidad”.
Relaciones de fuerza
Sobre este tema, Desrues aclaró que la clave del equilibrio marroquí bascula en la capacidad del régimen político para “evaluar las relaciones de fuerza que le han permitido sobrevivir a lo largo de los años”. Según este experto, “Marruecos es un país en el que parece que se mueve poco pero siempre hay algo en movimiento, y ahí radica posiblemente la clave de su estabilidad, aunque la crisis del Rif la está poniendo a prueba”.
Uno de los mayores obstáculos que existen al otro lado del Estrecho es el sistema de gobierno entorno al rey Mohamed VI y sus asesores, que interfieren en las mejoras sociales e institucionales. Por su parte, el PJD, de tendencia islamista moderada, ha intentado algunas tímidas reformas, esgrimiendo la legitimidad del respaldo social que le llevó a ganar las elecciones de 2016, pero el monarca monopoliza las grandes decisiones y en este contexto es muy difícil avanzar.
Asimismo, como contrapeso al PJD, la Corona creó en 2008 el Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), de corte laico y dirigido por personas muy próximas a Mohamed VI y conocido como el ‘partido de los amigos del rey’. En los últimos tiempos, los cruces de declaraciones entre ambas formaciones han formado parte de la actualidad social marroquí: mientras el PAM acusa al PJD de radicalizar al país a través de la religión, los islamistas denuncian el autoritarismo del soberano y su equipo.
A pesar de que el PJD fue el vencedor en las legislativas del pasado año -125 escaños frente a 102 del PAM-, Mohamed VI formó un Gobierno en el que los islamistas quedaban al margen de las principales carteras, aunque obteniendo la jefatura del Ejecutivo para Saadedín el Otmani. La lectura final, empero, es la de una sociedad dividida, con una profunda brecha social e ideológica.
Homosexualidad y feminismo
Según Desrues, “la monarquía hizo una maniobra para recuperar en los despachos lo que había perdido en las urnas”. Por otro lado, el investigador francés afirmó que la Legislatura del PJD está marcada por los conflictos con la sociedad civil laica, por temas como “la homosexualidad, el feminismo, el aborto o los sindicatos”.
Sobre el futuro del PJD, Desrues dibujó tres escenarios no exentos de incertidumbre. El primero radica en la reafirmación de su programa y en la reivindicación de sur espaldo electoral para que sus tesis progresen; el segundo en la inhibición ante el poder del monarca , “con el consiguiente riesgo de desmovilización y pérdida de fuerza en las urnas”; y el tercero –“el más probable” según Desrues- en un cierto conformismo relativo entre Palacio y el PJD para mantener un equilibrio de poder beneficioso para ambas partes, “pero con asuntos candentes como la crisis del Rif que pueden desestabilizar en cualquier momento”.
Acerca de las relaciones con España, Desrues presentó un contexto en el que, “a pesar de las pocas iniciativas de El Otmani”, los convenios en seguridad, terrorismo e inmigración están dando frutos. Sin embargo, criticó la falta de atención española en “salud y educación”, así como la ausencia de crítica en el campo de los derechos humanos. A su juicio, “España deja al margen estos asuntos para que no le afecten en temas como los acuerdos comerciales o la seguridad”.
Texto y fotos: Daniel Leguina @leguina_casas
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