La última semana de abril ha alcanzado temperaturas de 40ºC y ha habido noches tropicales. La mayor sequía desde hace cuarenta años. El nivel de los embalses está ya por debajo de los valores de verano. Quizá le suenen estos titulares u otros que están apareciendo últimamente en las noticias. Son un tanto alarmistas, porque nos enfrentamos una vez más a una sequía de las que suele sufrir nuestro país, pero esta vez es diferente.
La Península Ibérica tiene un régimen de precipitaciones estacionales. Excepto la zona norte, somos un país de secano que concentra las lluvias al final del invierno y al final del otoño. Tiene tendencia a sufrir sequías estacionales sobre todo en los meses de verano. Hemos conseguido solucionarlo a base de adaptar nuestros métodos agrícolas y con ingeniería, construyendo presas en los grandes ríos. Pero la diferencia de este año es que se ha roto este ciclo de lluvias de otoño-primavera, y esto es lo que producirá mayores problemas de los que estamos acostumbrados a sufrir.
Cultivos de secano: no es sólo el cuánto sino el cuándo
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