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Palestinos e israelíes debaten sobre el panorama político en 2022 convocados por Alternativas y CITpax
Palestinos e israelíes debaten sobre el panorama político en 2022 convocados por Alternativas y CITpax
La Fundación Alternativas organizó el pasado viernes un acto virtual sobre el estado de la cuestión del conflicto palestino-israelí, titulado ‘Another year without peace? The politics of Israel and Palestine’. El debate estuvo moderado por Vicente Palacio, director del Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas, y contó con la participación de Shlomo Ben Ami, vicepresidente de CITpax y ex ministro de Asuntos Exteriores de Israel; Polly Bronstein, fundadora de Darkenu e impulsora de One Hundred Initiative; Dalal Iriqat, vicepresidenta de la Universidad Árabe-Americana de Palestina; y Sami Abu Shehadeh, miembro del Knéset por la alianza Lista Conjunta. Las conclusiones del acto estuvieron a cargo de Itxaso Domínguez de Olazábal, coordinadora del Panel Oriente Próximo y Norte de África de la Fundación Alternativas, y por Emilio Cassinello, director general de CITpax.
Este debate tenía como objetivo analizar la situación actual del conflicto y sus posibilidades de desarrollo durante 2022. Como afirmó Vicente Palacio, el nuevo Gobierno israelí no ha hecho avances significativos hacia las negociaciones de paz y, además, enfrenta una serie de acusaciones sobre las políticas de los asentamientos israelíes, la violación de derechos humanos y la posible existencia de un estado de apartheid de facto dentro de Israel, apoyadas por diversos informes de instituciones internacionales. Esto, sumado a escalada de la violencia en Gaza y a cierta ausencia de representatividad en la política palestina alejan la posibilidad de una solución a corto plazo. Por ello, en el debate los participantes trataron de analizar por qué estas ventanas de oportunidad hacia una paz negociada se están cerrando, cuáles son los principales obstáculos para la consecución de la paz por ambas partes, y cuáles son las oportunidades aún abiertas para una negociación en el medio y largo plazo.
Shlomo Ben Ami afirmó que las opciones de paz son muy reducidas, y más aún con el Gobierno actual, teniendo en cuenta que las coaliciones tan amplias suelen ser una condición para que se produzca una parálisis en el Gobierno respecto al conflicto. En su opinión, no existe un clima político dentro de Israel que pueda favorecer institucionalmente la búsqueda de una solución negociada con Palestina, fundamentalmente porque la opinión pública ha virado hacia la derecha en los últimos años, mientras que, en las coaliciones de izquierda como la Lista Conjunta, se ha abandonado parcialmente la causa palestina para centrar sus demandas en derechos económicos y sociales para las minorías árabes dentro de Israel. En este sentido apuntó también Polly Bronstein, que aseguró que este Gobierno tiene más posibilidades de tender hacia la paz que sus predecesores, ya que es mucho más moderado e incluye a representantes del centro-izquierda. Sin embargo, también hay un importante bloque en la coalición del ala derecha del Knéset, que, junto con el propio contexto internacional, obstaculizan un acercamiento pacífico hacia Palestina. Por ello, ambos convergieron en que no se producirán grandes cambios en las negociaciones por el momento: Israel está en un período de transición, pero el Gobierno no tiene la fuerza como para realizar cambios profundos en el estado del conflicto.
Por su parte, Dalal Iriqat respondió a las críticas sobre la falta de representación y legitimidad de los líderes palestinos, argumentando que no hay correlación entre los procesos internos en territorio palestino y las negociaciones de paz, que están obstaculizadas por una serie de políticas estructurales de los Gobiernos israelíes, como la cuestión de los asentamientos. Aun así, esto no implica que la población palestina no deba renunciar a un liderazgo democrático. Pero para Sami Abu Shehadeh no existe un movimiento político dentro de Israel y con cierto arraigo en su población que defienda la llamada “solución de dos Estados” de la forma que reclama la población palestina (es decir, incluyendo el derecho a la autodeterminación o soluciones para los refugiados, entre otras cosas). De esta manera, existe una imposibilidad para el cambio, debido a que no hay un aliado de la causa palestina dentro de Israel que pueda facilitar las negociaciones por la paz.
Dada esta situación, como concluyó Itxaso Domínguez de Olazábal, la comunidad internacional es esencial, ya que sin su presión no se puede lograr ningún cambio. Según explicó, es interesante hablar, al margen de las sanciones como mecanismo de presión, sobre la justicia internacional y el caso ante la Corte Penal Internacional, que es la otra institución donde los actores internacionales pueden desempeñar un papel en la resolución del conflicto. No obstante, no está siendo un instrumento para su solución porque muchos países, entre ellos miembros de la Unión Europea, están obstaculizando cualquier avance.