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13 enero 2022

Biden trata de reconstruir las relaciones transatlánticas que Trump voló por los aires

Biden trata de reconstruir las relaciones transatlánticas que Trump voló por los aires

La Fundación Alternativas organizó este jueves un acto virtual con motivo de la publicación del documento ‘La administración Biden: impacto en la defensa y seguridad de Europa’. El debate contó con la exposición de las principales conclusiones del texto por parte de su autor, José Enrique de Ayala, miembro del Consejo de Asuntos Europeos de la Fundación Alternativas, en conversación con Diego López Garrido, vicepresidente ejecutivo de la Fundación Alternativas, y con la participación de José Luis Calvo Albero, director de la División de Coordinación y Estudios de la Secretaría General de Política de Defensa (SEGENPOL).

El contexto actual ofrece muchas oportunidades de análisis. En primer lugar, el presidente Joe Biden cumple su primer año de mandato, en el que ya ha marcado sus prioridades en política exterior, revirtiendo muchas de las decisiones y estrategias de su predecesor, Donald Trump. En segundo lugar, la reciente crisis entre Rusia y Ucrania, que tensionó las relaciones entre Moscú y la OTAN, ha derivado en una serie de conversaciones entre Rusia y los miembros de la Alianza Atlántica, liderados por Estados Unidos, con el fin de desescalar la situación en torno a Ucrania. En este escenario, resulta esencial un análisis sobre el estado de la cuestión de la defensa europea durante la administración Biden, como el que ofrece José Enrique de Ayala.

La administración Trump puso en tensión las relaciones transatlánticas mediante una estrategia aislacionista, unilateral y centrada en los intereses nacionales estadounidenses. Esto deterioró gravemente el bienestar de la OTAN: Trump castigó con sanciones económicas a sus socios europeos, presionó a Alemania oponiéndose a la construcción del Nord Stream 2, y trató de empujar a los miembros de la Alianza a cumplir su obligación de dedicar un 2% del PIB al presupuesto de defensa. Esto hizo que algunos líderes europeos, con la iniciativa de Macron —que llegó a hablar de una “muerte cerebral” de la OTAN—, comenzaran a buscar una mayor independencia de la Unión Europea en materia de seguridad y defensa. Mediante el término “autonomía estratégica”, el propio Macron, apoyado por la Alemania de Merkel y por otros países de tendencia europeísta, como España o Italia, empezó a abogar por una relación diferente con la OTAN y por la existencia de una defensa europea propia que le diera más independencia como actor internacional.

La llegada de Biden ha supuesto una ruptura con las tesis de Trump. El actual presidente ha tratado de reconstruir las relaciones transatlánticas, eliminando las tensiones con sus socios europeos. Sin embargo, esto no implica que los intereses estadounidenses hayan cambiado. José Enrique de Ayala señala que hay que tener en cuenta dos factores. Por un lado, la situación interna con la que cuenta Biden es inestable, sobre todo ahora que se acercan las elecciones de mitad de mandato y puede perder su mayoría en las cámaras, lo que pondría en jaque su capacidad para sacar adelante políticas que no estén consensuadas con el Partido Republicano. Por otro, el eje geopolítico global ha cambiado, y el interés de Estados Unidos está ya en el Indo-Pacífico y en la competición con China. Esto pone a Europa en un segundo plano, y a la Unión Europea en un aliado no tan esencial como lo fue durante la Guerra Fría, lo que hace que los líderes europeos sigan viendo la necesidad de buscar mayor autonomía.

 

Una defensa europea propia

No obstante, la autonomía estratégica tiene aún un gran obstáculo: la falta de coherencia y unidad entre los Estados miembros. Pese al impulso de Francia y sus aliados, existe también una gran resistencia de los países del este a apoyar una defensa europea. Estos países temen que una defensa europea conlleve una desvinculación de la OTAN que, en la actualidad, es el garante de su defensa frente a sus temores hacia a Rusia. Los ponentes han dado las claves.

José Luis Calvo Albero ha asegurado que si la Unión quiere ser un actor internacional sólido necesita de una defensa europea propia, que será la única forma de conseguir una soberanía real. De lo contrario, seguirá necesitando recurrir a Estados Unidos cada vez que tenga problemas de seguridad con los países vecinos. Por su parte, José Enrique de Ayala ha defendido que, sin esta autonomía, la UE se encuentra en una posición de debilidad respecto a otras grandes potencias regionales y mundiales. Además, la defensa europea no significaría renunciar a la OTAN, pero permitiría crear una alianza entre dos actores en igualdad de condiciones, y no de forma que uno dependa irremediablemente del otro.

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